Probióticos y efectos antienvejecimiento

La panacea de la juventud eterna

La mayoría de las personas, sin llegar a los extremos de la búsqueda de la longevidad eterna del rey sumerio Gilgamesh, vivirían con mucho gusto el mayor tiempo posible si supieran que su salud, su físico y su mente, no se deteriorarían con el paso del tiempo. En el caso de la muerte por causas naturales, esta se produce como consecuencia de una enfermedad, donde se diría que “tal persona murió por tal o cual enfermedad” o bien la muerte se produce por el desgaste del cuerpo, (es decir el desgaste de las células, tejidos y órganos) que lleva a que en un momento dado estos órganos dejen de funcionar y se diga que “tal persona murió de vieja”.

¿Cómo sería posible retardar o aún eliminar las causas de muerte natural?
Hoy en día la expectativa de vida promedio en los países de bienestar económico se ubica en los 81 / 83
años, estando Japón al tope de esta tabla con una expectativa de vida para sus ciudadanos de 82 / 85 años. En el caso de los argentinos, nuestra expectativa de vida promedio ronda los 79 / 81 de edad. Más importante aún es la expectativa de vida saludable, es decir llegar a una edad avanzada sin sufrir enfermedades. Aquí, nuevamente Japón está al tope de la clasificación donde su pueblo tiene una expectativa de vida saludable de 80 / 83 años, es decir que el japonés, en promedio, va a pasar prácticamente toda su vida y hasta el momento de la muerte sin padecer enfermedades, es decir morirán “de viejos”. En la Argentina, la situación no es buena, la expectativa de vida saludable en nuestro país ronda los 67 / 69 años. Esto significa que, en promedio, cada uno de nosotros (o un familiar del círculo íntimo) pasaremos los últimos 12 o 15 años de nuestra vida sufriendo de alguna de las 5 o 6 enfermedades más comunes de la edad avanzada: Cáncer, Osteoporosis, Diabetes, Demencia (Parkinson o Alzheimer) ó ACVs. Una hipótesis centenaria, del científico y premio Nobel de Medicina del 1904, Elías Metchnikoff, propone que es posible extender la vida saludable de las personas fortaleciendo la flora microbiana «desequilibrada» del intestino (microbiota) con una flora amigable para la persona a través del consumo o incorporación de probióticos. Esta hipótesis fue desoída durante casi todo el siglo XX, pero hoy en día ya es común escuchar hablar a médicos, nutricionistas y comunicadores sociales sobre la importancia de la microbiota intestinal, el segundo cerebro, el eje intestino – cerebro, la importancia de la eubiosis o equilibrio de la flora intestinal. En nuestro país existe un probiótico, único en su tipo, que contiene la bacteria probiótica, con propiedades antienvejecimiento, de origen japonés Bacillus subtilis natto (Probiótico Kyojin, cepa DG101). Kyojin tiene la particularidad de formar células muy resistentes, denominadas esporas que le garantizan el 100 % de viabilidad y eficiencia. Las esporas probióticas de Kyojin no requieren refrigeración y se pueden incorporar fácilmente, en forma de gotas, a diferentes alimentos (sólidos y líquidos) sin alterar su sabor, gusto o aroma. Algo interesante sobre Bacillus subtilis DG101 de Kyojin, son sus propiedades beneficiosas a nivel intestinal, inmunológico, nervioso, metabólico y antienvejecimiento. Estos hallazgos muy recientes refuerzan la tendencia médica internacional (aunque muy incipiente en nuestro país) sobre la importancia de fortalecer la microbiota intestinal, así la expectativa de vida sana, a través del consumo de probióticos seguros, eficientes y avalados científicamente como el caso del probiótico Kyojin.

Por Dr. Roberto Grau
Dr. en Bioquímica, Pew Latin American Fellow in Biological Sciences, Fulbright International Scholar, Profesor
de Microbiología de la UNR e Investigador del CONICET

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